lunes, 8 de octubre de 2012

Utopía

Hace mucho quise escribir sobre Utopía de Tomás Moro, pero no lo he podido concretar, hasta que una última reflexión me ha vuelto de nuevo a este autor y acabo de encontrar justamente un bue artículo sobre este fascinante libro.


Sobre “Utopía” de Tomás Moro

“Utopía” fue escrito por Tomás Moro (1478 – 1535) en el siglo XV-XVI, y sin embargo bien podría ser un artículo de opinión de un periódico actual debido a la total y rabiosa atemporalidad de su crítica social.
Leyendo a Tomás Moro me resultan totalmente increíbles dos cuestiones:
1.- La visión de este hombre, que aún hoy es totalmente innovador, rompedor e incluso a veces demasiado avanzado para nuestro tiempo
2.- Que ya en aquella época se dieran formas de injusticia social que han sido prorrogadas (y, sí, agravadas) durante los últimos cinco o séis siglos
Moro escribe el libro en dos partes: la primera es una discusión sobre “política actual” (de la época, por supuesto) y la segunda es la narración y descripción de la isla de Utopía por parte de un marino que Tomás Moro encuentra en uno de sus viajes de negocios por Europa.
En la primera parte expone una serie de ideas totalmente sorprendentes por su sinceridad, lógica, por lo directas que son contra el sistema de su época, y por ende contra nuestro sistema actual… no me extraña que muriera decapitado por el rey Enrique VIII. Si hubiera salido hoy en los periódicos o en la televisión diciendo lo que dijo, los lobbies ya se encargarían de hacerlo desaparecer con algún misterioso accidente de avión.
A lo largo de mi lectura he ido subrayando una serie de frases que me han impactado y que me gustaría compartir con aquel que lea esta entrada:
Sobre el rey de Utopía:
“[...] el día de su coronación jura solemnemente que jamás tendrá en sus arcas más de mil libras de oro. Dicen [...] que esta ley fue hecha por un buen rey que se preocupó más del bienestar de su patria que del suyo”
¿No os suena esto a rabiosa actualidad? Ojalá nuestros “reyes” se limitaran los sueldos porque estuvieran más preocupados por el país que por su bienestar.
Sobre el poder y la pobreza:
“[...] El rey está más seguro en su trono cuando el pueblo no goza de demasiada riqueza y libertad, pues cuando hay estas cosas, los hombres no obedecen de buen grado las leyes duras e injustas;por otra parte, la necesidad y la pobreza abaten su audacia haciéndolos sumisos a la fuerza”
Sobre el mal en el hombre:
“[...] Si no podéis arrancar completamente de los corazones de los hombre las malignas opiniones[...], enmendar los vicios que el uso y las costumbres han confirmado, no por esta causa se debe abandonar la (idea) o renunciar a ella. [...]. Es preciso que obréis de manera tal que si no podéis hacer todo el bien que deseáis, logren vuestros esfuerzos por lo menos quitar fuerza al mal”
Sobre el ejército:
“Estos hombres de cuerpo sano y robusto, en vez de aprender un oficio útil [...] se consumen en la ociosidad. [...]No veo que convenga al Estado mantener a tantas gentes de esta clase solamente a fin de estar preparados para una guerra que no tendréis si no la queréis.”
Sobre la pena de muerte a los ladrones:
“[...]No alabéis esa justicia que solamente es hermosa en apariencia. Dejáis que den a los niños una educación abominable que corrompe sus almas desde sus más tiernos año. ¿Es necesario pues que los castiguemos por los crímenes que no son culpa de ellos cuando llegan a ser hombres? Porque ¿qué otra cosa hacéis de ellos sino ladrones que luego castigáis?”
Sobre el reparto de las riquezas en el mundo:
“Nada se puede dar a un hombre si no es quitándoselo a otro”
Interesantísima frase a tener en cuenta en nuestro día a día
Sobre la conversión al cristianismo de los miembros de Utopía:
“[...] Yo creo que lo que más contribuyó a convencerlos fue decirles que Cristo enseñó a los suyos que todas las cosas eran comunes y que esa comunidad todavía permanece en las comunidades verdaderamente cristianas”
Impresionante lección para los cristianos de la época y los actuales. Este tema me parece interesantísimo: el punto de encuentro entre el capitalismo, el comunismo y el cristianismo. Me lo apunto para tratarlo con más detenimiento en una futura entrada de este blog.
En fin, mi conclusión es que este libro, aunque breve (lo leí en un trayecto Madrid – Sevilla en AVE), tiene una sabiduría encerrada inmensa, aún en nuestros días, o tal vez más en nuestros días.
Espero animar a su lectura a todo aquel inconformista que no lo haya leído aún
Un saludo,
Juan Fernández


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