jueves, 9 de agosto de 2012

Sobre epopeyas y conflictos



“No hay coincidencias, ni casualidades, tan solo causalidad y efecto”

Epopeya es sinónimo de heroicidad, gesta, hazaña, entre otros adjetivos que bien podrían merecer un estudio aparte. Luego de ver con paciencia la serie EPOPEYA “LA GUERRA DEL PACIFICO”, realizada por la televisión nacional de Chile, encontré muchos matices y contrastes, sobre como concebimos aquel episodio; peruanos, chilenos y bolivianos. Para algunos ha de ser  trágico, funesto, pero para otros, sin embargo victorioso.

¿Se puede tener una visión humana de un conflicto? pienso que si es posible, para ello tenemos claros ejemplos de la Segunda Guerra Mundial, pues cada año los directores hollywoodenses, nos incitan a observar con cautela cada pasaje, detalle, historia sobre cómo se vivía la guerra en aquellos años en la convulsada Europa.

Y ¿Por qué? Rasgarnos las vestiduras al ver que el país vecino realiza este reportaje, no sería mejor analizarlo, observarlo y criticarlo luego. Pero bueno vamos por partes. El reportaje se inicia con el descubrimiento de restos óseos, en el distrito de Chorrillos, en la ciudad de Lima- Perú, por obreros de construcción que excavaban para una obra. Cuando la Fiscal observa que en los botones se encuentra simbología chilena, y se comunica  con el  INC (Instituto Nacional de Cultura) para un estudio pormenorizado, en esos estudios realizados por arqueólogos y antropólogos, donde se despejan las dudas, efectivamente se trataban de restos de un soldado chileno, muerto durante la época del conflicto armado entre chilenos y peruanos.

Este descubrimiento data del año 1998, sin embargo tuvo que pasar una larga década para que nuestros vecinos chilenos se preocupen por realizar un homenaje a este soldado anónimo, este reportaje que dicho sea de paso, sirve para homenajear a sus héroes desconocidos y  mantener presente una victoria pasada a su joven generación.

La versión que tienen peruanos, chilenos y bolivianos obviamente es diversa, distinta y cambiante. Sabemos poco o nada sobre las causas que originaron la guerra del pacifico. En el colegio me enseñaron que se debió, por un impuesto adicional que quería cobrar por ese tiempo el gobierno Boliviano  a las empresas chilenas, por el trabajo de explotación de minerales en tierras bolivianas. Y  el Perú había suscrito secretamente con Bolivia una alianza de defensa sobre cualquier afán bélico.

Era febrero de 1879, el Perú limitaba al sur con Bolivia. El litoral era Antofagasta y estaba lleno de chilenos. Había mucho salitre en Antofagasta, y el salitre era como el petróleo de hoy. El presidente Boliviano Hilarión Daza, decretó el impuesto del salitre pero Chile no estaba dispuesto a aceptar tal autoridad, pues el tratado que suscribieron ambos países, señalaba que no se podía crear un impuesto adicional entre el paralelo 23 y 25 justamente donde se encontraban los yacimientos minerales.

Esto fue el detonante para el inicio de la guerra. El primero de marzo de 1879, Bolivia le declara la guerra a Chile.
Cabe recordar que es durante el gobierno de Manuel Pardo que se firma el Tratado de Secreto con Bolivia, al observar la carrera armamentista de Chile, con unidades poderosas, adquiridas en Inglaterra, como el “Cochrane” y el “Blanco Encalada”, con miras a adquirir el dominio del pacifico sur.

El Tratado de Alianza Defensiva con Bolivia, se firma el 6 de febrero de 1873, a través de Juan de la Cruz Benavente por Bolivia, y José de la Riva Agüero por el Perú. La finalidad era garantizar la mutua independencia y defender la soberanía e integridad de ambos países de cualquier agresión extranjera. Perú solicito la adhesión de Argentina, pero el Presidente Sarmiento contaba con una fuerte, oposición en el Senado, por lo que el intento peruano no se concretó.

Pero a pesar del secreto, el tratado fue prontamente conocido por Chile, produciéndose una reacción adversa al Perú.  Y como es conocido nuestro país,  no estaba preparado para una contienda con Chile, no sólo en el aspecto armamentismo, sino también en el logístico.

El Combate de Angamos, fue decisivo para la supremacía del dominio marítimo del pacifico. Joseph Dager, historiador peruano dice: “Cuando perdimos el Huáscar perdimos la guerra”. Luego de la derrota del Huáscar y la muerte de Grau, las fuerzas chilenas se hicieron del mar, lo que motivo que pudieran desembarcar en Pisagua, puerto del departamento de Tarapacá, rico en yacimientos de guano y salitre. Tras una desigual lucha, el invasor pone pie en territorio, poseyendo un ejército perfectamente armado, con apoyo de artillería naval y de tierra.

En el reportaje de Epopeya, se muestra que junto a los restos óseos del soldado chileno se encontró una especie de diario, en el cual detallaba las peripecias que vivió durante esos días de conflicto desde una visión personal.
Las campañas durante la guerra fueron dos: la marítima y la terrestre. Recapitulando la terrestre se inicia con la toma de Pisagua, entre las batallas que más destacan se encuentran: la batalla de Tarapacá, la batalla del Alto de la Alianza y la batalla de Arica.

Luego avanzaron de Sur a Norte hasta Lima, donde se produjeron bombardeos a puertos peruanos (Callao, Chorrillos, Ancón y Chancay). En la campaña de Lima se produjeron también batallas importantes. Pero es en la Campaña de la Breña y de la Sierra, donde los peruanos dirigidos por Andrés Avelino Cáceres, pudieron conocer la victoria en el teatro de la guerra.

La batalla de Concepción es recordada significativamente por los chilenos, pues fueron derrotados, pereciendo al final toda su guarnición. Posteriormente continúan otras batallas.  Pero es con el Tratado de Ancón firmado el 20 de octubre de 1883, que se pone fin a la guerra del Pacifico, en el  que estipulaba: El Perú le cedía a Chile a perpetuidad los territorios entre la quebrada de camarones y el rio Sama (Arica y Tacna) por espacio de 10 años y luego un plebiscito, en esos lugares decidiría en definitiva su nacionalidad, el país beneficiado le pagaría al otro la suma de 10 millones.

Citando a Vallejo, reflexiono: “Pero al fin de la batalla, muerto el combatiente…” ¿Quién finalmente gana?  Me pregunto, la historia siempre es circular y la simbología de una guerra solo se transforma. Una contienda tiene causas y consecuencias.  La Epopeya al final es de los héroes; peruanos, chilenos y bolivianos. Quienes ofrendaron sus vidas por su patria.

Cicerón dice que: “La vida de los muertos está depositada en la memoria de los vivos”. Es por eso que hay que recordarlos con respeto y admiración.Al final de una guerra todos perdemos. Y entre los países de Perú, Bolivia y Chile, aún hay resentimientos de una herida que no cierra.

¿Debería Chile pedir perdón? Si estaría bien que lo hiciera, no lo dudo, tal vez nos una como hermanos,  digo tal vez… en otro caso tenemos a Alemania que pidió perdón  años más tarde por el Holocausto judío y eso ayudo a su reconstrucción como una nación integradora.

Jaime Collyer, psicólogo chileno, propuso que una comisión de los dos países “Vaya un día a pararse en el muelle y hunda de común acuerdo, el Huáscar”. Adiós al Huáscar, sí. O mejor; que se remolque hasta la frontera de los dos países, que la armada de Chile y la marina de guerra del Perú, le rindan honores a Grau y Prat, la importancia de los símbolos, que una corneta toque silencio, que no se escuche nada salvo eso y el ruido de una nave atravesando el agua, por fin adiós al Huáscar, lentamente que la corneta toque romper fuego. Que se escuche un disparo y que sea el último.

 He tomado citas de:
La Revista : Etiqueta Negra Nro. 64, Setiembre 2008  “ADIOS AL HUASCAR” págs. 12-23 y el diario “EL PERUANO” ARTICULOS; “La Mujer peruana en la guerra del pacifico” pág. 13 “Soldado Héroe de Tarapacá” pág. 13

Lo escribí hace tres años para un  curso de derecho ...yui

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