martes, 23 de agosto de 2011

Carta dirigida por Zadig a la Sultana Sheraa

Por Zadí)

“18 del mes de schewal del año 837 de la héjira”

Encanto de los ojos, tormento de los corazones, luz del espíritu, no puedo besar el polvo de tus pies porque apenas caminas, o lo haces sobre alfombras de Persia o sobre rosas. Te ofrezco la traducción de una obra de cierto sabio antiguo que, estando en posesión de la dicha suprema de no tener nada que hacer, tuvo también la de recrearse escribiendo la historia del Zadig, relato que dice en realidad mucho más de lo que parece decir. Te ruego que la leas y juzgues , pues aún estás en la primavera de tu vida ,a pesar de buscarte todos los placeres, de ser bella y adornar el talento tu belleza, de ser ensalzada desde el ocaso a la aurora, y todas estas razones podrían darte derecho a carecer de sentido común; no obstante tu espíritu es juicioso y tu gusto exquisito, e infinitas veces te oí razonar con mayor cordura que los viejos derviches de luenga barba y gorro puntiagudo. Eres discreta sin desconfianza, dulce sin debilidad, bienhechora con discernimiento; quieres a tus amigos y nunca te creas enemigos. Tu mente jamás emite juicios envenenados de maledicencia; no hablas mal ni lo infieres a nadie, a pesar de la facilidad que tendrías para ello. En fin tu espíritu me ha parecido siempre tan puro como tu hermosura. Hasta tienes un pequeño fondo de filosofía que me ha inducido a pensar que encontrarías más placer en esta obra de sabio que cualquier otra mujer.

Primero fue escrita en caldeo antiguo, lengua que ni tú y yo entendemos. Luego se tradujo al árabe, para divertir al famoso sultán Ulug- Beb. Era la época en que árabes y persas comenzaban a escribir Las mil y una Noches, Los mil y un días, etc. Ulug prefería la lectura de Zadig, pero las sultanas sentían mayor inclinación por los mil y un días.

¿Cómo podéis decir preferir unos cuentos insulsos y sin significado alguno? Les decía el sabio Ulug. Precisamente por eso los preferimos—respondían las damas.

A mi me alegra pensar que no te parecerás a ellas y que serás un verdadero Ulug. También confío en que cuando te canses de las vanas conversaciones que tanto se parecen a las de Los mil y un días, aunque sean menos divertidas, podré encontrar un minuto para alcanzar el honor de hablarte con juicio. Si hubieses sido Talestris, en la época de Alejandro, hijo de Filippo, o la reina de Saba en la época de Salomón, estos reyes hubiesen sido quienes hubieran realizado el viaje.

Ruego a la virtud de los cielos que tus placeres lo sean en absoluto; tu hermosura eterna, y tu dicha sin fin.

De Voltaire “EL ZADIG O EL DESTINO”

Pg. 21-22



.

No hay comentarios: