Para que tú entres,
a veces de tristeza, el corazón se me abre.
Como una puerta tímida,
para que tú entres, el corazón se me abre.
Pero tú no vienes,
no vuelas más sobre los campos.
En vano mi corazón
a la ventana de su dolor se asoma.
Pasas de largo,
como si el viento
soplase sólo para allá.
Pasa la mañana y no viene la tarde.
Y el corazón se me cierra,
como una mano sin nadie, el corazón se me cierra.
Manuel Scorza poeta
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