Cuando las palabras son honestas, estas tienen significado propio, no necesitan adornos porque ellas son verdaderas, rompen con lo usual y convencional. Escribir con verdad dista de las apariencias, es destruir al castillo de la negación, convencer ce uno que la verdad libera; y cuesta menos cargar culpas innecesarias; cuando las palabras son honestas, el régimen de lo oculto se desvanece, la neblina densa ( entre la verdad y la mentira) se despeja... haciendo de ellas reales para enfrentarse a una batalla; en la cual la verdad vence porque se libera al fin de la falsedad.
Cuando las palabras son honestas, la única verdad es que al fin lo hiciste y el hacerlo es de valientes en verdad.
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